El masaje es una de las primeras formas de terapia física manual, y se sabe que fue usado por culturas muy diferentes hace más de 3000 años. Pero sólo en el pasado más reciente es cuando se han desarrollado muchas formas de masaje, entre ellas, el masaje deportivo.
¿Qué es el Masaje Deportivo?
El masaje deportivo es una técnica manual que tiene como finalidad mejorar el rendimiento y el estado físico del deportista. Se aplica con el objetivo de que el deportista pueda alcanzar la puesta en forma óptima, además de prevenir y evitar lesiones o acelerar la rehabilitación de los problemas musculares que ya tuviera.
El masaje deportivo se diferencia del resto porque va orientado a beneficiar a los músculos específicos que se hayan sometido o vayan a someterse a la carga del ejercicio físico de cada deportista, y suelen ser más profundos e intensos.
¿Cuales son los Beneficios del Masaje Deportivo?
- El estiramiento y relajación de los músculos.
- Cada músculo recupera su forma y su elasticidad, dando mejores resultados deportivos y una mayor recuperación de la actividad física.
- Ayuda a la prevención de lesiones deportivas musculares.
- Mejora las lesiones ya existentes.
- Sube el nivel de energía en el cuerpo haciendo que aumente la resistencia de los músculos.
- Estimula la circulación en los músculos
- Relaja la mente y el cuerpo.
- Ayuda a reducir el dolor muscular y los espasmos generados por la actividad deportiva.
¿Cuando es Apropiado el Masaje Deportivo?
Este tipo de masaje se puede emplear tanto como preparación previa al entrenamiento o competición, como mantenimiento, o post-evento/post-entrenamiento para estirar y relajar la musculatura.
Contraindicaciones del Masaje Deportivo
Hay varias condiciones donde el masaje deportivo esta contraindicado. Si pides cita para un masaje relajante, por favor siempre consulta las siguientes condiciones con tu masajista:
- Embarazo
- Trombosis, hematomas o dolencias inflamatorias
- Epilepsia
- Diabetes
- Infecciones o enfermedades contagiosas
- Presión arterial alta/baja
- Infección o inflamación cutánea
- Roturas o desgarros
- Tratamientos quirúrgicos recientes